Una videollamada resultó ser una potente medicina para don Saúl Quesada Cruz, de 83 años y vecino de Calle Mora en Rio Nuevo de Pérez Zeledón. Don Saúl se cayó de su caballo y ameritó internamiento en el hospital Escalante Pradilla.
Ahí está bajo estricto cuidado de los equipos de salud, pero lo entristecía no ver a su familia y desconocer cómo están sus consentidos bisnietos dado que las visitas a pacientes las suspendieron como medida de prevención por la pandemia que afronta el país por el covid-19.
Sin embargo, una tableta que le facilitaron en el hospital le permitió acercarse a su familia por videollamada y así sentir el amor de sus seres queridos.
“Que alegría verlo tan bien” expresó doña Ramona Padilla, esposa de don Saúl.
“Que emoción; muchas gracias por hacer esto posible” dijo Blanc Rosa, una de las hijas de don Saúl.
Luis Martínez Rojas es enfermero del hospital y fue quien vivió ese primer encuentro entre don Saúl y sus seres queridos.
“Esta es la versión del amor tecnológico. Si esta forma de comunicarse pudiéramos describirla con un emoticón sería el de una carita feliz con dos corazoncitos. Esta práctica que implementamos resulta exitosa y logra contagiar a unos y otros” explicó el doctor Martínez Rojas.
Para la doctora Joicy Solís Castro, directora general del hospital Fernando Escalante Pradilla, esta posibilidad de que los pacientes se comuniquen con sus familiares ayuda a distraerlos y conlleva a cambios de ánimo muy positivos.
Las videollamadas se convirtieron en una excelente opción para para que los pacientes estén comunicados con las familias.
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